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jueves, 6 de marzo de 2014

Volvemos al camino


La vida se empeña en grabar a fuego en nuestro ser que hay que vivir a la hora. Sin otra opción así lo hacemos, sin saber cual será el siguiente reto de nuestro destino. Mientras la vida que ya no era normal se para y al arrancar se torna aún más lenta.
Estos días están siendo especialmente duros…
Hace un tiempo empezaron a caer en mis manos una serie de libros. Este es el primero de ellos. Vendrán más… Todos son maravillosos. 

Siempre pienso en lo que sentirán ellos… para algunos esto siempre será un misterio.
Quizá esta sería una de las opciones…

La lección de August.


Sé que no soy un niño de diez años normal. Bueno, hago cosas normales: tomo helado, monto en bici, juego al béisbol, tengo una XBox  supongo que esas cosas hacen que sea normal. Por dentro, yo me siento normal. Pero sé que los niños normales no hacen que otros niños normales se vayan corriendo y gritando de los columpios. Sé que la gente no se queda mirando a los niños normales en todas partes.

Si me encontrase una lámpara maravillosa y solo le pudiese pedir un deseo, le pediría tener una cara normal en la que no se fijase nadie. Pediría poder ir por la calle sin que la gente apartase la mirada al verme. Creo que la única razón por la que no soy normal es porque nadie me ve como alguien normal.

Pero ya estoy más o menos acostumbrado a mi cara. Sé fingir que no veo las caras que pone la gente. A todos se nos da bastante bien: a mí, a mamá, a papá, a Via. No, eso no es verdad: a Via no se le da nada bien. Puede llegar a enfadarse mucho si alguien hace alguna grosería. Como una vez que, en los columpios, unos chicos mayores se pusieron a hacer unos ruidos raros. Ni siquiera sé qué ruidos eran, porque no los oí, pero Via sí, y se puso a gritarles. Así es ella. Yo no soy así.

Via no me ve como alguien normal. Eva dice que sí, pero si fuera normal no me protegería tanto. Mis padres tampoco me ven como alguien normal. Para ellos soy alguien extraordinario. Creo que yo soy la única persona en el mundo que se da cuenta de lo normal que soy.

Por cierto, me llamo August. No voy a describir cómo es mi cara. No sé cómo os la estaréis imaginando, pero seguro que es mucho peor.

August.






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