Páginas

jueves, 18 de septiembre de 2014

¿Qué eliges ser junco o caña?


De la sabiduría popular…

Había una vez, un roble y un junco que vivían al lado de un río. Ambos hablaban y convivían juntos.
Cerca del río, siempre corrían tiernas brisas que doblaban al liviano junco, el roble de este se burlaba:
-Ja! Siempre doblegandose a la más leve brisa, entregándose a las manos del viento, en cambio yo, no me doblego, siempre fiel a mi firmeza, ¡Nada puede derribarme!
El junco siempre se entristecia, al ver a su fuerte amigo resistir el viento.
Un día, un ventarrón asoló la zona cercana al río, el viento corría con mucha fuerza e impetú, el junco se dobló al viento y así pasó la tormenta, mientras que el roble se resistía al viento, cuando no pudo más y se derribó por completo.
Al otro día, el junco veía a su vecino el roble tirado en la orilla, este lloraba y se quejaba mientras el junco le replicó:
-¿No te burlabas tu que me doblego al más leve viento? Pues yo tan solo me doblé ante este, y tú, por mucho resistirte te has partido.
Esopo.

Lo que marca la diferencia está en la rigidez con la que sujetamos y la ansiedad con la que tratamos de evitar. Y aparece cuando la vida decide otra cosa diferente para nosotros… Otra vez aparece la pregunta: ¿Eliges ser junco o caña?

Cargamos con una pesada mochila llena de pedruscos y somos incapaces de darnos cuenta. Sí nos damos cuenta, pero solo cuando deshacemos el automatismo, cuando somos conscientes del peso que llevamos y el esfuerzo que nos supone, además de la energía que consumimos en ello. Estamos convencidos de que en ella se encuentra nuestra seguridad, creemos que nos enraíza y sostiene. CONTROL, CONTROL, CONTROL. Es en la conciencia cuando vemos que somos libres para decidir sacar las piedras de la mochila. El PODER está solo en nuestra mano no fuera de nosotros.

¿Cómo eliges sostener las cosas con fuerza o ligeramente?





martes, 16 de septiembre de 2014

Déjate sorprender





Vivimos en islas de certeza
 en medio de un mar de misterio.




Pasamos por alto los mil detalles cotidianos de los que somos protagonistas y de repente algo nos llama la ATENCIÓN.
Esta frase la utilizamos mucho y sin embargo hoy al leerla algo ha hecho click en mi.
Nos llama..., quiere que le hagamos caso para que aprendamos algo de ello, no sucede porque sí, nos da ese toque que nos saca del automatismo, nos carga las pilas, nos reconduce de nuevo por nuestro camino.
¿Quién nos llama? Qué sutil… La respuesta la sabes. CONFIA en uno de tus dones, la INTUICIÓN.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Responder desde la conciencia




Cerca de Tokio vivía un gran samurái ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.
Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación. Esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante.
El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Sabida la reputación del anciano samurái, se fue hasta allí para derrotarlo y aumentar así su fama. En el monasterio, todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío.
Juntos, todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzó a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos ofendiendo incluso a sus ancestros.
Durante horas hizo todo por provocarlo, pero el viejo permaneció impasible.
Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.
Desilusionados por el hecho de que el maestro hubiera aceptado tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
- ¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad?
¿Por qué no usaste tu espada, aún sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?
El maestro les preguntó:
-Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el obsequio?-
A quien intentó entregarlo -respondió uno de los alumnos.
Pues lo mismo sucede con la envidia, la rabia y las ofensas -dijo el maestro.
Si NO las tomas, quedan en el agresor.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Reinicio consciente








He visto cerrarse una ventana y mi corazón me ha dicho: ahora es tiempo de seguir adelante. Suelta, descansa y disfrútalo. El reinicio ES en el presente, con todas las actualizaciones conscientes hechas. No se puede reiniciar algo con un programa caducado, nos volverá a dar error.