Hace unos días conversando con un buen amigo hablamos de como pasan los días, las semanas e incluso los años y de las cosas que aplazamos durante tiempo indefinido y cuando finalmente las realizamos lo bien que nos hace sentir.
Quizá este sea un buen momento para volver a compartir una de las cosas que más me gusta hacer, escribir.
Quizá este sea un buen momento para volver a compartir una de las cosas que más me gusta hacer, escribir.
El tiempo tiene color azul
¿Alguna vez os habéis
preguntado qué sucede cuando dos veces al año cambiamos la hora en nuestros
relojes? Sí, ya sé que son horas un poco intempestivas y que solemos hacerlo justo
antes de irnos a dormir para no tener ninguna sorpresa al día siguiente. Yo lo
hice en el momento preciso el año pasado. Hay que estar muy atento y creer firmemente
en todo lo que sucede en ese instante. Para ello es vital salir a la calle
porque en casa no se percibe nada fuera de lo común. Después, buscar un buen
escondite desde donde observarlo todo muy bien y procurar no ser vista, cosa
que creo que yo no conseguí. Cuando las manecillas de tu reloj se mueven y
pasan de las tres nuevamente a las dos surgen con sigilo, como quien no quiere
la cosa, detrás de una esquina, de dentro de un coche o de un portal unos
curiosos personajes. Se desperezan como si salieran de un profundo letargo.
Llevan un gorro azul eléctrico de ala estrecha. Esto les identifica para que
podamos reconocerlos por si nos tropezamos con ellos en cualquier lugar. Se
saludan entre ellos con amabilidad, como viejos conocidos, y se van alejando
con paso firme calle adelante. En primavera estos seres nuevamente vuelven al
lugar de donde surgieron. Ahora su sombrero está claramente más desgastado y es
de color gris, fruto del arduo trabajo que en estos meses han tenido que
realizar. Son los encargados de proporcionarnos mágica y sutilmente más tiempo
cuando lo necesitamos y quitárnoslo cuando lo estamos malgastando.
Y con el mismo sigilo con el
que surgieron desaparecen tras la esquina, el coche o el portal. En el segundo
en que parpadeamos. Y no da tiempo de nada más. Hoy misteriosamente ha
aparecido una nueva prenda en mi armario, un flamante gorro azul.